viernes, 29 de enero de 2010

ÁLVARO GÓMEZ*

No alcancé nunca como liberal a albergar el temor que fanáticos partidistas sintieron permanentemente hacia Álvaro Gómez Hurtado. Por el contrario, mi sentimiento hacia el líder conservador fue siempre de admiración y simpatía.

Porque despojados los ánimos, del sectarismo, prevalece el predominio de la razón y el imperio de las ideas, y Álvaro Gómez fue ante todo un forjador de ideas, un lúcido pensador, un crítico constante, agudo muchas veces, talentoso siempre; un ser con la cultura y la sensibilidad del humanista, con un claro concepto de la autoridad y la moral, cuyas propuestas merecieron siempre el análisis y la reflexión.

No desaparece con Álvaro Gómez el líder de un partido, porque su profunda dimensión humana es toda herencia de Colombia, pierde el país con el horrendo crimen una de sus mentes más lúcidas, un intelectual y un estadista excepcional a quien la patria le negó el derecho a dirigir sus destinos, en revancha de sentimientos apasionados y anacrónicos que pretendieron ante todo castigar el recuerdo de su padre.

Como colombiano repudio el criminal atentado, como liberal, conmovido le rindo mi tributo.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

* En La Prensa (noviembre 8 de 1995, pág. 6) y en El Tiempo, (noviembre 10 de 1995, pág. 12C), diarios colombianos, apareció este homenaje que rendí al líder hace 15 años asesinado. Fue abogado, periodista, escritor, pintor, político y candidato presidencial. Era hijo del presidente colombiano Laureano Gómez Castro, y al momento de su muerte era inflexible crítico del gobierno Samper. Fue acribillado por sicarios cuando salía de su cátedra en la universidad Sergio Arboleda. El crimen se encuentra en la impunidad.

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