viernes, 18 de junio de 2010

LEVEDAD

Que flote ligero mi cuerpo sobre el agua,
sumido en el susurro sedante de las olas;
que se remonte como la pluma mecida por el viento,
como la hoja que de la fronda el céfiro desprende.

Que vuele mi cuerpo al infinito,
y por los aires ingrávido se alce;
que conquiste la dicha de las aves,
y la levedad de las almas trashumantes.

Que escale vaporoso cual las sombras,
y viaje con la presteza de las ondas.
Que corone las cimas,
y desborde la cúpula del cielo.

Que extienda sin temor sus alas,
y marche al encuentro con la nada.
Que ronde lo inmaterial y lo absoluto,
y allende penetre en sus raíces:
en el origen del tiempo y de lo eterno.

Que se haga etéreo
y escape a los confines,
a los dominios de Dios,
en los feudos infinitos del espacio.


LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO ("Intermezzo poético")

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