viernes, 20 de agosto de 2010

EL INICIADOR DE LA ENTOMOLOGÍA EN COLOMBIA*

La afable referencia que ha hecho El Espectador en su edición del pasado 6 de junio al centenario del natalicio de Luis María Murillo Quinche, ha vuelto a transportarme a las gestas fascinantes de nuestra ciencia en un pasado seguramente para la patria más amable.

Aprendices malogrados de la alquimia, frustrados con la desaparición de un laboratorio destruido por un temblor en 1917, Otto de Greiff y Luis María Murillo, prosiguieron con interés naturalista en la búsqueda de fósiles por los cerros bogotanos. Claudicó a las excursiones el primero y en Medellín dio inicio en la Escuela Nacional de Minas al estudio de su profesión; el segundo sin hallar un sólo fósil, descubrió a cambio entre el verdor de las montañas la riqueza de una fauna por su tamaño despreciada. Nació allí su vocación por los insectos, y en ausencia de esa disciplina en nuestro medio, se formó a sí mismo. Hizo de la naturaleza su universidad y transformó en ciencia aplicada el producto de sus descubrimientos. A lomo de mula recorrió el país entero, identificando las plagas de nuestra agricultura, descubrió sus hábitos, su ciclo vital, su distribución y sus debilidades con el ánimo de combatirlas, enriqueció la taxonomía universal con nuevos ejemplares y desde las escuelas rurales, desde la cátedra universitaria, desde las academias, desde su ministerio, primero de Industrias, después de Agricultura, desde sus columnas en revistas y periódicos, instruyó desde analfabetos campesinos hasta senadores y ministros sobre la importancia de esos seres diminutos que no por pequeños menos estragos causaban a la economía. Miles de millones de pesos ahorraron al país sus enseñanzas.

Y temeroso del daño indiscriminado que causan los insecticidas, propuso y ensayó con éxito la destrucción de las plagas por sus enemigos naturales. Con insectos útiles controló insectos dañinos, sin causar estragos en los ecosistemas. Estudios científicos valiosos que le merecieron ser el único latinoamericano miembro de honor en la centenaria Sociedad de Entomología de Bélgica.

Fue como lo expresara Juan Lozano y Lozano ante su tumba abierta, "un hombre adorable por virtud y generosidad, el mejor de los amigos, un patriota, un sabio, un poeta y un alma pura como la de un niño".

Señores directores, la vieja amistad que unió al iniciador de la entomología en Colombia, con la familia Cano y El Espectador, se prolonga hoy en la gratitud y en el afecto que sus descendientes sentimos por ese diario centenario.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

* A los directores del diario colombiano El Espectador, Juan Guillermo Cano Busquets y Fernando Cano Busquets, dirigió el autor esta epístola el junio 10 de 1996


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