Desdichada
Colombia hundida en el desorden,
sumida en marchas y en protestas
que desenmascaran la condición humana:
el opositor ciego, el exigente desmedido,
el ignorante sublevado, el delincuente agazapado,
el ingenuo engañado por las malas causas,
el revolucionario de malas intenciones,
el bárbaro que por instituto todo lo destruye
y el ciudadano inerme, receptor de todos los agravios.
Colombia en paro,
un paro que no es cese sino orgía,
imprudencia de frente a la pandemia,
festín de la destrucción y el desafecto,
de odio y de rencillas;
depravación que encumbra el propio bien,
la ambición, la egolatría,
la ausencia de nobleza;
desenfreno en que el sentido de lo justo está sesgado,
la paz y el amor arrinconados,
la verdad falseada,
el estado ausente
y el temor en franco
crecimiento;
la autoridad rendida, irrespetada
y la muchedumbre
indolente en su protesta.
Solo odio claman quienes son hermanos,
y una sombra oscura recorre el continente,
Latinoamérica sigue así para que estés perdida.
LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO MD.