Con una pluma por pincel
puede hacerse el cuadro más hermoso:
un paisaje a punta de vocablos,
un bodegón...
un fresco…
una obra maestra,
si se quiere.
Mezclando en la paleta palabras y colores,
proclama el bardo la emoción del lienzo.
Sin laúd ni clavicordio,
sin flauta, sin cítara y sin lira,
el verbo agita la cadencia
que le da musicalidad a las palabras:
brota un concierto con la armonía del verso.
Componiendo acordes con sílabas y frases,
puede el bardo musicalizar con los sintagmas.
El alma es muda por más que sufra,
por más que se estremezca;
por más amor que sienta,
por más odio que albergue.
Muda si los demás no pueden escucharla,
muda si no puede expresar sus sentimientos.
Trenzando afectos y palabras en el verso,
sublima el bardo la emoción humana.
Soy poeta,
y cantaré al amor y al sufrimiento
de la forma más elocuente y más sentida.
Construiré sueños,
tejeré ilusiones con mi verbo,
conmoveré la entraña pétrea,
aliviaré a los seres sin consuelo,
y encontraré en el verso
el camino perfecto para llegar al alma.
LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Intermezzo poético – Razón y sentimiento")
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3 comentarios:
Que bonito escribes amigo, tú si eres poeta y te admiro mucho...
Te dejo un abrazo.
Me gustaria tener uno de tus libros, ojala algún día...
Mi buena amiga, será un placer dejar en tus manos alguno de mis libros.
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