viernes, 22 de febrero de 2008

EL CONCEPTO DE CONTAGIO Y EL AISLAMIENTO DE LOS MICROORGANISMOS

El hombre había observado que la transmisión de muchos padecimientos tenía relación con objetos pertenecientes a los enfermos, e intuía cierto efecto perjudicial en el ambiente que lo instó en las epidemias a utilizar hogueras con la intención de purificar el aire.

De oriente provenía el concepto de la difusión de las epidemias por contagio, pero no era clara la forma de evitarlas. En Italia, Fracastoro de Verona (1478-1553) alcanzó a sospechar un "contagium vivium" en la génesis de las enfermedades.

Las "Investigaciones patológicas" del alemán Jakob Henle fueron un interesante aporte al estudio de las infecciones. Señalaba a los miasmas como la materia infecciosa que causaba enfermedad y que provenía del ambiente, a diferencia del contagio, que provenía del hombre. Por miasmas, según la teoría, se diseminaba el paludismo, por contagio la sífilis. Para Henle los agentes causantes de las enfermedades infecciosas eran semejante a las levaduras, pero nunca pudo demostrarlos y sus ideas no fueron acogidas.

En el siglo XIX, caracterizado por la lucha exitosa contra las epidemias, se dio el salto de la interpretación divina a la explicación científica de las enfermedades. No obstante el concepto tiene muy antiguos precursores, por ejemplo Varro, quien en el siglo I a. C. afirmaba que "En lugares húmedos crecen animalitos muy pequeños, que no se pueden percibir con la vista, y que entran en el cuerpo con el aire a través de la boca y la nariz provocando graves enfermedades". Pero su creencia sólo tuvo visos de verdad dieciséis siglos después, cuando el jesuita Athanasius Kircher observó bajo el microscopio pequeños organismos en la pus y en la sangre de los enfermos con peste. Realmente no eran bacterias, pero Kircher los asoció con la enfermedad bajo la idea del "contagium animatum". Eran apenas leucocitos y hematíes, pero cumplían la importante misión de preservar la valiosa la idea.

Más adelante los trabajos de Megendie, Rayer y Davaine sobre la rabia, el muermo y el carbunco respectivamente, demostraron que estas enfermedades podían inocularse experimentalmente. Pero serían las investigaciones de Robert Koch sobre el carbunco las que darían total claridad al conocimiento de las enfermedades contagiosas.

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LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del oscurantismo al conocimiento de las enfermedades infecciosas")

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