De pronto se negó mi alma
a proseguir sola
la senda de la vida.
De repente mi paso seguro
se ha vuelto vacilante
y mi aquietado corazón
se ha rebelado.
A los sentimientos
mi juicio ha sucumbido;
está mi ser desnudo,
desprotegido, inerme...
Definitivamente el corazón
no sabe de razones,
ni la razón
comprende sentimientos.
Ya no existe la felicidad ...
sin tu presencia.
LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")
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