domingo, 13 de enero de 2008

CARTA I: LAS PRIMERAS IMPRESIONES*

Mayo 20

Paolita:

Hoy ha vuelto a encontrarse mi mirada con el motivo de mis últimos desvelos. Confinado a la única mesa libre que encontré en la fonda, calmé contigo mi impaciencia, entretenido en tu ir y venir, en el ágil desplazamiento de tu cuerpo, de la mesa al mostrador, en cadencioso movimiento. ¡Qué delicioso y lúbrico ejercicio! Gracias a ti la aborrecida espera, se ha vuelto deseada.

Fueron mis ojos de tu negra cabellera al bermellón de tus labios; de tu nariz de suaves líneas, a tu sonrisa tierna; de la delicada eminencia de tus senos a tu ceñido talle; de tus caderas insinuantes a tus torneados muslos. Y repetí mil veces, sin cansancio ni sonrojo, esa excursión tan placentera.

Sé que tu mirada por timidez me esquiva, pero curiosa me persigue cuando no teme encontrarse con mis ojos.
¡Despójate de tu pudor y tus temores! ¡No finjas ignorar que me fascinas! ¡Palpita mi corazón de ansiedad por conocerte!

* Fue este el primer impulso epistolar que me inspiró Paola, no sin embargo el primero que sus manos conocieran. Varias cartas llegaron a ellas antes. Ésta sólo cuando al pudor lo venció la picardía. Suelen ser los gajes del decoro.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

VER SIGUIENTE CARTA