viernes, 30 de julio de 2010

CARTA LIII: LA EXPLICACIÓN Y TU REGRESO

Octubre 18

Copito:

Sólo quiero contarte que tanta dicha como por tu regreso adviertes, fue la aflicción que me hizo padecer tu ausencia.

Que decidiste un viaje de forma sorpresiva, que de afán recogiste a tu mamá, que corriendo llegaste a la estación de buses, y aun así el autobús casi te deja. Todo lo comprendo, pero me niego a aceptar que en ese maratónico periplo no hubieses conseguido el medio para darme parte. Al menos un pensamiento me hubieras dedicado. Acepto cuanto afirmas y no insistiré en conocer el motivo por el que no crucé ni un instante por tu mente.

Si la excursión no se hubiera organizado con urgencia, hubiéramos planeado todos un viaje placentero. No es cierto como tú piensas que me hubiera molestado viajar con tu mamá y los niños. La limitación es más de tiempo y coartada. La próxima vez no habrá disculpa que me margine del paseo. Un supuesto viaje de negocios puede ser la coartada perfecta que permita que tú y yo viajemos juntos. Y si has de viajar sin mí, recuerda para no tener remordí-mientos, que sólo basta que me anuncies tu partida.


Luis María Murillo Sarmiento ("Cartas a una amante")

VER SIGUIENTE CARTA
VOLVER AL ÍNDICE