viernes, 9 de septiembre de 2011

DESCUBRIDORES DE LA ANESTESIA*

Ciento cincuenta años han transcurrido desde aquel 16 de octubre de 1846, en el que el nacimiento de la anestesia confinó a la historia el horror de las intervenciones quirúrgicas. Hasta entonces el dolor se mitigaba con coñac y opio y la relajación propicia para la cirugía se obtenía con cocimientos de tabaco que administrados por el recto no pocas veces resultaban mortales.

Si para entonces eran de años conocidos el éter y el óxido nitroso o gas hilarante, quienes habían presenciado su efecto anestésico jamás a ellos le atribuyeron la milagrosa propiedad, la que creyeron producida por el opio, hasta cuando el dentista Horace Wells observó la resistencia al dolor de un traumatizado afectado por el gas de la risa y decidió someterse a un experimento que confirmó su descubrimiento: se dejó extraer de su ayudante Riggs, bajo el efecto del gas, una muela enferma, y no sintió dolor alguno. Era el 11 de diciembre de 1844.

Wells a través de su discípulo William T. G. Morton consiguió presentar su descubrimiento al Massachusetts General Hospital, pero la demostración terminó en fracaso: el dolor doblegó al paciente y Wells salió entre las risas de los asistentes, no provocadas por el gas de la risa sino por su rotundo fracaso.

Morton en cambio pasó a la historia como el afortunado descubridor de la anestesia. Tras confirmar las propiedades anestésicas del gas de Wells, repitió con éxito su experimento en aquél hospital, el 16 de octubre de 1846, fecha que marca el nacimiento de un descubrimiento que con inusitada rapidez se difundió por América y Europa.

Pero tan venturoso hallazgo no lo fue tanto para sus descubridores. Horace Wells, su incuestionable precursor no tuvo la fortuna de disfrutar el éxito de su descubrimiento, porque los laureles fueron para Morton. Recluido en una cárcel, acusado de rociar con ácido a unas mujeres mientras actuaba bajo efecto de los gases que seguía estudiando, se dio muerte el 22 de enero de 1848. Su mente se había trastornado por las sustancias a diario inhaladas. Morton, mundialmente famoso, nunca quiso compartir con Wells el éxito del descubrimiento y se trenzó por décadas en deshonrosa querella con Jackson otro de los descubridores. Aunque todos tuvieron un final sombrío, hoy sus nombres en el sesquicentenario del descubrimiento, merecen volver al presente para recibir el tributo de la humanidad agradecida.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

* Cuando en octubre de 1996 se cumplió el sesquicentenario del descubrimiento de la anestesia este artículo fue publicado por los diarios colombianos “El Espectador (noviembre 1 de 1996, pág. 4A) y “El Tiempo” (noviembre 7 de 1996, pág. 5A).
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