domingo, 8 de enero de 2012

HOMBRE, ESENCIA MINÚSCULA Y GIGANTE

Lúcida arcilla, que encierras en tu entraña
esencia de deidad y de demonio,
naturaleza minúscula
en la inmensidad del orbe,
brizna al vaivén de la fortuna
-chispa a la vez dominadora-,
amo y señor,
depredador que guarda el universo.

Invención magnífica de Dios -talla de barro-,
perpetuo constructor de sueños e ilusiones,
genio, bohemio, artífice virtuoso,
ingenio innovador, que como un atlas,
carga el apogeo de la Tierra en sus espaldas.

Entendimiento escrutador de lo absoluto,
enredado en los enigmas de la vida.

Espíritu sensible al mimo y al halago,
alma atormentada y despiadada,
con entraña utilitaria o de quijote,
conciencia colmada de dilemas,
al arbitrio del bien, del mal y las pasiones.

Disciernes, odias, amas,
juzgas, perdonas y condenas,
aciertas, te equivocas, yerras.
Trascendente y frívolo,
ruin y generoso
discurres por la vida,
hilando el tramado de la historia,
colonizando el tiempo y el espacio,
cual heredero de Dios
que imagina a su ambición
la creación en su totalidad subordinada.

LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO ("Intermezzo poético")

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