martes, 6 de abril de 2010

CARTA XLIX: TU AMIGO ROBERTO

Octubre 9

Copito:

No he podido comunicarme contigo, pero esta nota es para manifestarte que no pongo objeción para que asistas a la fiesta de Roberto. No iré como me lo has propuesto porque me siento extraño. Ni a él ni a su familia los conozco. Sé que es un hombre bueno, porque pocos amigos tienden tan generosamente la mano a quien la necesita. Esos mercados que él te deja y los juguetes que les envía a tus niños hablan por sí solos de sus buenos sentimientos.

Creo que nuestra relación no debe perturbar una amistad que es tan valiosa. Muchos años antes de que yo fuera parte de tu vida, Roberto ya compartía contigo sus momentos, te apoyaba, te aconsejaba, contenía tu abatimiento, participaba de tus alegrías, te auxiliaba económicamente y sin esperar retribución a cambio. Alguien así pocas veces se consigue, bien dices que ha de ser un ángel de la guarda.

No siento celos si esa es tu pregunta, sería desconfiar de tu palabra de que es un buen amigo con el que jamás germinaría un interés romántico.

Disfruta pues tu velada sin prevención alguna, pero llámame en tanto tengas tiempo. Si quieres paso a recogerte, o si prefieres pasa la noche con su familia, así evitamos los riesgos de la calle y de la noche.


Luis María Murillo Sarmiento ("Cartas a una amante")

VER SIGUIENTE CARTA
VOLVER AL ÍNDICE