viernes, 31 de agosto de 2012

CARTA LXIII: TUS ESTUDIOS Y MIS CELOS

Noviembre 23

Paolita:

Estaba ayer tan cerca de la escuela, que no dudé que unos minutos compartiría contigo. Dijiste que no, y tuve que aceptarlo; pero aún no entiendo porque evitabas que te recogiera. Aunque insististe en que se haría tarde para mi compromiso, la verdad es que el tiempo me sobraba.

Resulta inevitable acordarme de aquellos primeros días en que pasaba por ti, y tu oronda te subías al carro, con ínfulas de gente adinerada, envidiada por tus compañeras que debían aguantar el frío en una esquina oscura, hasta que un bus repleto las llevara. ¿Es que hoy prefieres soportar con tus amigas la tortura del transporte público?

Está bien que te reúnas con ellas a estudiar, aun hasta altas horas de la noche, pero me preocupa que con la inseguridad de esta ciudad llegues tan tarde a casa. Ayer por ejemplo llamé hasta la media noche y lo más atento que conseguí fue un perverso comentario. Molesta tu vecina con el timbre del teléfono me dijo:”No es la primera vez que llega tarde, hay noches que ni viene, además no se preocupe que siempre vuelve bien acompañada”

No suelo ser hombre celoso, pero no puedo negar que al escuchar esa respuesta mi corazón dio un vuelco. No inda-gué más porque mientras medité si preguntar valía la pena la señora me tiró el teléfono.

¿Qué tienes tú para contarme?

Luis María Murillo Sarmiento ("Cartas a una amante")

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