jueves, 17 de diciembre de 2009

CON EL ODIO TU FELICIDAD HUYÓ DESPAVORIDA

Estás cargando la cruz
que tu misma forjaste,
el peso de un recuerdo
que merecía el olvido.

Has desafiado al tiempo que sana las heridas
-el recuerdo de un mal no dura eternamente-,
como una maldición cargas la tuya,
una llaga que no dejas sanar,
una llaga que sólo a ti te duele.

En pos de una expiación que nunca se termine,
no buscas satisfacción sino venganza;
nada aplaca tu corazón dispuesto al exterminio.
Envileces tu sangre con la pócima
que viertes contra tu enemigo.
Víctima eres de tu propia pestilencia.

La poción desdibujó tus labios,
la amargura se apostó en tu cara,
se agrió el ceño con la mueca de tu encono.

Presto el veneno corroyó tu entraña
y horrorizada con tu malevolencia
la felicidad huyó despavorida;
marchó para tu desventura
con quien fue el motivo
de tu malquerencia.

Eres un juez brutal...
así serás juzgada.

No tienes paz.
¡Infeliz serás hasta la muerte!

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Intermezzo poético – Razón y sentimiento")

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