Del arriero de carriel y ruana
a la Medellín pujante y soñadora,
una historia de constancia pasa
del montañero al empresario paisa.
Una aguja de enormes dimensiones,
cual obelisco al cielo se levanta,
emblema y perfil de la ciudad querida,
que orgullosa de su pasado se retrata,
en el pueblito del cerro Nutibara,
Del Parque de Berrío y del Poblado
que evocan la cuna de la ciudad naciente
a raudales se esparce por el valle
la huella de la estirpe fundadora.
Marca el progreso
-sello innato de la raza paisa-
el tránsito de la carencia
a la pujanza,
y la herradura,
la senda de hierro de Javier Cisneros,
el metro y las cabinas
que en las comunas escalan las alturas,
en un ejemplo estampan las conquistas
de un pueblo infatigable y decidido.
¡Oh raza emprendedora y de mujeres bellas!
que abre su corazón al forastero.
Villa bohemia de artistas y poetas.
Tierra de versos y de tangos.
Urbe erudita en que la ciencia brota,
ciudad de primavera eterna,
que con su clima atrapa al visitante.
Dejas, Medellín, en mi memoria
el recuerdo de tus hitos perdurables:
San Diego, Las Palmas, La Alpujarra,
Junín, La Playa y Carabobo.
Y un cortejo de flores en agosto,
de la calle San Juan a Santa Elena.
Y en mis papilas, ansiosas de placeres,
el inigualable sabor de un plato montañero.
Más de tres centurias la historia te proclama,
y en vez de envejecer rejuveneces,
es el ímpetu juvenil, arranque de tu casta,
por el que cada amanecer
más bella te levantas.
LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO
jueves, 13 de enero de 2011
A MEDELLÍN
Etiquetas:
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