domingo, 10 de julio de 2011

LA ACTITUD DE HUMBERTO DE LA CALLE*

Si no tiene, como parece, el vicepresidente Humberto de la Calle la carga de una campaña vergonzosa, está bien, es su obligación y desde luego su derecho, que establezca claros límites en la que fue una absurda unión política, por conveniencia, mas no por comunión con proyectos y procedimientos del entonces candidato a la presidencia**.

Acaso se tilde de grave y peligroso el enfrentamiento entre el Presidente y el Vicepresidente (que no su subalterno), pero es un imperativo moral que muchos colombianos esperábamos desde hace mucho tiempo.

Tal vez no hayan cambiado tanto los colombianos desde aquellos días en los que el presidente Barco dejó del país la imagen de una nación martirizada y digna, pero hoy por la ambición personal y el descrédito de su gobernante se ha ensombrecido el buen nombre de Colombia.

Quisiéramos ver muchos colombianos en la actitud de Humberto de la Calle, la salida a una crisis intolerable; de lo contrario, el desgobierno, el preocupante estado de los indicadores económicos y las erradas políticas en el manejo del orden público, tal vez lleven a nuestro presidente, quien obsesivamente aferrado al poder no ha querido dejar el país en mejores manos, a capitular absurda y paradójicamente ante los jefes subversivos, porque la magnitud de las acciones guerrilleras en las últimas semanas representa más que el acto criminal de treinta mil delincuentes; es la sublevación de más de medio millón de campesinos, fuerza suficiente para desestabilizar un régimen.

¿Alcanzarán a disparar las Farc desde el Guardia Presidencial como lo presiente Osuna***?


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

* Publicado en El Espectador, octubre 15 de 1996, pág.4A
** Humberto de la Calle fue la fórmula vicepresidencial de Ernesto Samper en las elecciones de 1994, pero la crisis generada por el conocimiento del ingreso de dineros del narcotráfico a esa campaña -del que Humberto de la Calle fue ajeno- llevó a un estado de ingobernabilidad de la Nación, que inclusive favoreció uno de los más desmedidos y peligrosos crecimientos de la subversión, que llegó a amenazar con la toma de la capital del país. El vicepresidente sugirió la renuncia del Presidente para conjurar el trance, y terminó por renunciar a la Vicepresidencia en actitud decorosa.
*** Seudónimo del caricaturista y columnista Héctor Osuna. Su expresión se refería a la toma del Gobierno por las Farc.


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