viernes, 17 de octubre de 2008

LA ASEPSIA: Las complicaciones infecciosas quirúrgicas

Las infecciones generalmente mortales y el dolor de las intervenciones quirúrgicas retrasaron notablemente el desarrollo de la cirugía. A ella sólo podía recurrirse en situaciones extremas, y aun así el enfermo muchas veces prefería la muerte. Las intervenciones eran crueles, tanto como el dolor que evocan las cauterizaciones con hierro al rojo vivo, con arsénico, cal viva, ácido clorhídrico y ácido sulfúrico en las heridas quirúrgicas de las hernias inguinales en pos de una fuerte cicatriz.

Las heridas provocadas por la guerra fueron campo fértil para el progreso de la cirugía. Hemorragia e infección pusieron a prueba la imaginación del hombre para controlarlas. En las guerras de Europa del siglo XVI el aceite hirviente fue empleado como profilaxis para la infección, procedimiento cruel que por el contrario la favorecía; como accidentalmente lo descubrió Ambrosio Paré (1510-1590), cuando agotado el aceite lo reemplazó por bálsamo y las heridas curaron. Gracias a él la dolorosa cauterización de los muñones también fue reemplazada por la ligadura hemostática de las arterias. Sin embargo hasta pleno siglo XVIII habrían de llegar muchos de los procedimientos aterradores de la medicina antigua.

La cavidad abdominal era impenetrable, "la apertura del peritoneo y el contacto del intestino con el aire frío origina una inflamación mortal", afirmaba Hamilton. La fiebre purulenta que solía complicar las cirugías casi siempre terminaba con la muerte. A pus olían los pacientes operados; 80% de ellos fallecían aún en el siglo XIX.

La teoría del aire venenoso condujo a aislar las heridas mediante caperuzas francesas -a las que se les extraía el aire con campanas neumáticas- o con apósitos de algodón de Guérin, que no se cambiaban en semanas. Opuesta a estas vendas nauseabundas estaba la razonable idea de Kern de dejar las heridas siempre descubiertas.

No tuvieron efecto sobre la infección los baños helados de Von Esmarch en Kiel, como tampoco los baños de calor, ni las cajas térmicas de Guyot, utilizadas en la creencia del efecto profiláctico del clima cálido en la fiebre purulenta, enseñanza médica que había dejado la expedición de Napoleón a Egipto.

Buscando evitar que el aire venenoso pasara de uno a otro pabellón, en la guerra de secesión en Norteaméricana se construyeron hospitales con una particular estructura. Se construían de tal forma que las edificaciones nunca quedaran alineadas.

Descubierta la anestesia a mediados del siglo XIX, pudieron por fin practicarse libres de dolor muchas intervenciones, pero las infecciones sin control aún siguieron siendo fatales para los pacientes. Pasarían algunas décadas antes de descubrir los estreptococos de la erisipela, los estafilococos de la fiebre purulenta, y los clostridium del tétanos y la gangrena. Descubrimiento vertiginoso de microorganismos que caracterizó el final del siglo XIX.


BIBLIOGRAFÍA
1. García Font Juan. Historia de la ciencia. Barcelona: Ediciones Danae. 1964: 220-221
2. Glascheib H.S. El Laberinto de la medicina. Barcelona: Ediciones Destino. 1964: 113-116, 124, 132
3. Laín Estralgo Pedro. Historia universal de la medicina. 1a. Ed. Barcelona: Salvat Editores. 1980: Tomo 7: 405
4. Phair S, Warren P. Enfermedades infecciosas. 5ª. Ed. México: Ed. McGraw Hill Interamericana. 1998: 118
5. Pedro-Pons Agustin. Tratado de patología y clínica médicas. 2a. Ed. Barcelona: Salvat Editores, 1960: Tomo VI: 6, 405
6. Sigerist Henry. Los grandes médicos. Barcelona: Ediciones Ave. 1949: 92, 97 (ilustración), 253, 258, 260
7. ToPley W. C, Wilson G. S, Miles A. A. Bacteriología e inmunidad 2a. Ed. Barcelona: Salvat Editores. 1949: 100, 106-108, 110, 111, 118-128
8. Thorwald Jürgen. El Siglo de los cirujanos. 1a. Ed. Barcelona: Ediciones Destino. 1958: 23, 272-273, 272 (ilustración), 317, 318, 320 (ilustración), 323
9. Thorwald Jürgen. El Triunfo de la cirugía. 1a. Ed. Barcelona: Ediciones Destino. 1960: 256, 377-378
10. Thwaites J. C. Modernos descubrimientos en medicina. Madrid: Ediciones Aguilar. 1962: 59
11. Von Drigalski, Wilhelm. Hombres contra microbios. Barcelona: Editorial Labor. 197-198

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del oscurantismo al conocimiento de las enfermedades infecciosas")

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LA ASEPSIA: De las antiguas salas de cirugía al quirófano moderno

El conocimiento de la asepsia y la antisepsia cambió radicalmente el aspecto de las salas de cirugía. De las intervenciones improvisadas en el lecho del enfermo, o en la sala o el comedor de su casa, se pasó a los quirófanos como sitio obligado. Antes se suponía natural la suciedad en los centros quirúrgicos. En traje de calle, con salpicaduras de sangre y de pus, los cirujanos operaban sin lavarse, esperando como inevitable y natural la infección de las heridas quirúrgicas, no siempre suturadas. Cuando el instrumental caía al suelo era levantado para seguir operando. A este médico lo reemplazó un cirujano que acompañado por un anestesista armado de su mascarilla para aplicar el cloroformo, operaba en mangas de camisa y con delantal, que sumergía sus pinzas en cubetas con fenol y utilizaba esponjas para secar y aplicar el ácido fénico. Al final se impondría el uniforme quirúrgico y la estricta asepsia que prevalecen hoy en las salas de cirugía.


BIBLIOGRAFÍA
1. García Font Juan. Historia de la ciencia. Barcelona: Ediciones Danae. 1964: 220-221
2. Glascheib H.S. El Laberinto de la medicina. Barcelona: Ediciones Destino. 1964: 113-116, 124, 132
3. Laín Estralgo Pedro. Historia universal de la medicina. 1a. Ed. Barcelona: Salvat Editores. 1980: Tomo 7: 405
4. Phair S, Warren P. Enfermedades infecciosas. 5ª. Ed. México: Ed. McGraw Hill Interamericana. 1998: 118
5. Pedro-Pons Agustin. Tratado de patología y clínica médicas. 2a. Ed. Barcelona: Salvat Editores, 1960: Tomo VI: 6, 405
6. Sigerist Henry. Los grandes médicos. Barcelona: Ediciones Ave. 1949: 92, 97 (ilustración), 253, 258, 260
7. ToPley W. C, Wilson G. S, Miles A. A. Bacteriología e inmunidad 2a. Ed. Barcelona: Salvat Editores. 1949: 100, 106-108, 110, 111, 118-128
8. Thorwald Jürgen. El Siglo de los cirujanos. 1a. Ed. Barcelona: Ediciones Destino. 1958: 23, 272-273, 272 (ilustración), 317, 318, 320 (ilustración), 323
9. Thorwald Jürgen. El Triunfo de la cirugía. 1a. Ed. Barcelona: Ediciones Destino. 1960: 256, 377-378
10. Thwaites J. C. Modernos descubrimientos en medicina. Madrid: Ediciones Aguilar. 1962: 59
11. Von Drigalski, Wilhelm. Hombres contra microbios. Barcelona: Editorial Labor. 197-198

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del oscurantismo al conocimiento de las enfermedades infecciosas")


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