viernes, 7 de marzo de 2008

LAS CONTRADICCIONES DEL CORAZÓN DE LA MUJER

Alicia era una joven agraciada, extrovertida y bella cuando la conoció José. Despertó sus impulsos pasionales cuando por primera vez la vio en la empresa. Pero la conquista se quedó en deseo. Ella cohibió sus intenciones con las constantes alusiones a Mauricio, el novio que creía perfecto. Aún así la frecuentaba, porque encontraba en ella algo que trascendía el interés erótico y que lo hacía disfrutar su compañía. Alicia compartía sus argumentos, su concepción del mundo y de la vida, y abría progresivamente, de par en par su corazón, dejándolo ver con confianza inusitada sus secretos y su sentimientos. José correspondió descubriéndole los suyos. Imperceptiblemente se volvieron amigos entrañables. José afirmaba que si hubieran sido amantes la relación no hubiera sido tan duradera y tan perfecta. Era cierto, estaban a prueba de los desengaños que sufren las parejas, y exentos de reprimirse, como los esposos, la confesión de sus secretos. José llegó a conocer mejor que Mauricio las insatisfacciones de Alicia, sus orgasmos fingidos, sus tentaciones, sus frustraciones, sus aspiraciones y todos sus proyectos. Y ella, de la vida de José nada ignoraba. Baste decir que era la primera en enterarse en detalle de sus infidelidades desde el momento mismo en que eran una inconsistente fantasía. Aunque Joaquín también participaba de las confidencias de ese mundo reservado, José temía su indiscreción y sus impertinencias. Con Alicia no había, en cambio, prevención alguna.

Alicia se casó con su príncipe azul, pero un día, como en las desventuradas historias de José, descubrió cuando le buscaba explicación al desinterés de su marido, la traición que se ocultaba en su desgano. Lo aborreció al instante, y le exigió que se fuera para siempre de la casa. Mauricio suplicó, hizo promesas desesperadas, pidió otra oportunidad, ofreció renuncias humillantes. Nada valió. El odio se había apoderado del corazón de Alicia.

Ella consciente de sus contradicciones le contó a José que quería a Mauricio pero lo había sacado de su corazón; que era incapaz de soportarlo, pero iba a ser duro no volver a verlo; que le sentía asco, pero añoraba sus caricias. José, versado en la incoherencia de los sentimientos femeninos, le explicó mientras la consolaba que en la mujer no sólo se enfrentan la razón y el corazón, sino los mismos sentimientos: «Entran en conflicto la mitad del corazón que odia, con la mitad del corazón que ama.. Las mujeres odian aunque sufran, son implacables aunque amen, quieren y no quieren, y quieren sin que deban. En síntesis echan a su pareja y luego lloran porque les hace falta. Viven en permanente contravía con sus instintos. Los hombres, más elementales, nos dejamos dirigir por ellos. Para pasar la pena me buscaría una amante». Y Alicia dio por seria esa recomendación desprevenida. No duró mucho la aventura, pero distrajo su pena y sus rencores. «No sé si ahora lo comprendo, pero estoy segura de que esta ilusión me quita tiempo para odiarlo», le respondió a José, cuando él la hizo consciente de que Mauricio ya podía reprocharle lo mismo que ella a él le censuraba. El tono burlón de José era de aplauso, y ella reconoció que lo que sufrió como esposa, lo estaba disfrutando como amante. Sarcásticas lecciones del destino, y más evidencia para José, que aprovechó la experiencia de su amiga en sus escritos: «Más durarían los matrimonios si las esposas actuaran con el desinterés de las amantes, dispuestas a recibir las migajas de la abundancia que no sacia a las legítimas esposas. [...] Nada como un amor prohibido para cambiar la escala de los juicio, porque todo el que incurre en lo que juzga termina enjuiciando con más benevolencia».


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Seguiré viviendo")

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CARTA XVI: QUE MIS PALABRAS NO LAS BORRE EL VIENTO

Julio 5

Mi amor:

Nada que quiera el hombre repudiar lo pone por escrito. El compromiso fugaz se deja a las palabras con el ánimo de que las borre el viento. Han perdido las palabras su majestad y su decoro, salvo cuando atrapadas por la pluma sirven para rubricar el pensamiento. La palabra escrita es historia, es juramento, es prueba. Es la manifestación de quien con seguridad se expresa, de quien honra un compromiso. Así querida princesita habrás de soportar mis cartas cuantos días seas dueña de mi afecto. Cada epístola será el testimonio de que con amor terminó el día y será a la vez indicio de que a la mañana siguiente la llama del amor sigue presente. Muchas cosas tienen los amantes por decirse, siempre habrá un sentimiento, un tema, un recuerdo que llene los renglones. Seré como un articulista que publica con religiosa puntualidad su columna en el diario de tu vida. ¡Y que nunca comience a claudicar mi pluma!, porque en ese momento sabrás que el amor se está agotando.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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PULSO FIRME*

Cual si la represión biológica de las especies inferiores también se diese en los humanos de peor calaña, hoy cuando un gobierno presidido por un hombre como pocos valeroso*, ha frenado el ímpetu devastador del narcoterrorismo, asistimos al desbordamiento de la subversión: plaga destructora parcialmente por aquélla controlada.

Los últimos y dolorosos sucesos nos enseñan que la ausencia de un estado autoritario, permite fácilmente el surgimiento de las conductas más aberrantes y dañinas, y perpetúa los mayores horrores de que es capaz el ser humano.

Ante la ausencia de una ofensiva y enérgica respuesta militar, la comprensible reacción de autodefensa de quienes son víctimas inermes de la atroz criminalidad de la guerrilla, termina suplantada por bandas de asesinos miserables que sin distingos se ensañan casi siempre no contra los malos hijos de esta patria, sino contra los buenos ciudadanos de Colombia.

Invoquemos pues, de este gobierno valeroso, toda su energía en el aniquilamiento de los obtusos movimientos subversivos, generadores por reacción, de esa otra violencia que tampoco desean los colombianos.

¡Señor presidente, con ellos, no más flexibilidad, tan sólo pulso firme!


Era en marzo de 1990 presidente de Colombia, Virgilio Barco Vargas, quien valientemente hizo frente al embate del cartel de Medellín, pero otros dos fenómenos desestabilizaban al país: un movimiento guerrillero ya para entonces viejo y sanguinario -las FARC-, y las autodefensas, que también pasaron a la historia como paramilitares, y que surgieron como fuerza para enfrentar a la guerrilla ante la debilidad del Estado. Este artículo fue publicado en el diario colombiano El Tiempo el 12 de marzo de 1990 (pág. 5D)

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

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CRONOLOGÍA DEL DESCUBRIMIENTO DE ALGUNOS DE LOS AGENTES ETIOLÓGICOS DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS

AÑO

DESCUBRIDOR


GÉRMEN

1849

A. Pollander, Devaine (1850), Koch (1876)

Bacilo del carbunco

1873

Otto Obermeier

Espiroqueta de la fiebre recurrente

1873

Armauer Hansen

Bacilo de la lepra

1874

Billroth

Estreptococo

1878

Albert Neisser

Gonococo

1880

Carl Eberth, Gaffky, Koch

Bacilo de la fiebre tifoidea

1880

Alphonse Laveran

Plasmodium

1881

Robert Koch

Bacilo del heno (Bacillus subtilis)

1881

J. Rosenbach – Ogston

Estafilococo

1882

Robert Koch

Bacilo de la tuberculosis

1882

Friedrich Löffler y Schütz

Bacilo del muermo

1883

Robert Koch

Vibrión colérico

1883

Fehleisen

Estreptococo de la erisipela

1883

Carl Friedländer

Klebsiella pneumoniae

1883

Friedrich Löeffler y Klebs

Bacilo de la difteria

1884

Robert Koch

Ameba de la disentería tropical

1885

Arthur Nicolaier

Bacilo del tétanos

1885

Hauser

Proteus

1886

Theodor Escherich

Enterococo

1886

Albert Fränkel

Diplococo de la neumonía

1887

David Bruce

Micrococo de la fiebre de Malta

1887

Anton Weichselbaum

Meningococo

1892

Richard Pfeiffer

Haemophylus influenzae

1892

Nutall

Clostridium welchii

1894

Shibasaburo Kitasato y Alexander Yersin

Bacilo de la peste (Pasteurella pestis)

1896

Victor Morax

Moxarella

1896

Emilie Van Ermengem

Clostridium botulinum

1897

Czaplewski – Hensel

Bacilo de la tos ferina

1898

Veillon y Zuber

Bacteroides fragilis

1898

Kigoshi Shiga

Bacilo disentérico

1901

Everett Dutton, Forde y Bruce

Tripanosoma gambiense

1905

Fritz Schaudinn y Hoffman

Espiroqueta de la sífilis

1905

Samuel Darling

Histoplasma capsulatum

1908

Karl Landsteiner, Simon Flexner

Virus de la poliomielitis

1965

Baruch Blumberg

Virus hepatitis B

1908

Karl Landsteiner, Simon Flexner

Virus de la poliomielitis

1965

Baruch Blumberg

Virus hepatitis B



Comenzando el siglo XX ya se habían descubierto la mayoría de los microorganismos causantes de las enfermedades infecciosas y se habían establecido o se sospechaban al menos sus relaciones con las diferentes entidades. Surgía y se aclaraba el concepto etiopatológico de las enfermedades. El paso siguiente llevaría a la consecución de medios sintéticos y selectivos para el adecuados crecimiento de las bacterias en el laboratorio y a la búsqueda de una terapéutica eficaz que librara al ser humano de las fatales consecuencias de las infecciones bacterianas.

BIBLIOGRAFÍA
1. Asimov Isaac. Breve historia de la biología. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1966: 167
2. Diccionario terminológico de ciencias médicas. 11ª. Ed. Barcelona: Salvat Editores S.A. 1974: 1073p
3. Encyclopédie pur l’image, Pasteur. París: Librairie Hachette. 1950:64p
4. Laín Estralgo Pedro. Historia universal de la medicina. 1a. Ed. Barcelona: Salvat Editores. 1980: Tomo 7, 237
5. Metchnikoff Elias. Estudios sobre la naturaleza humana. Buenos Aires: Orientación Integral Humana. 1946: 224
6. Nordenskiöld Erik. Evolución histórica de las ciencias biológicas. Buenos Aires: Espasa – Calpe Argentina S.A. 1949: 616-617
7. Pfeiffer John. La célula. En Colección Científica de Life. México: Ed. Offset Multicolor SA. 1965: 178, 181
8. Phair S, Warren P. Enfermedades infecciosas. 5ª. Ed. México: Ed. McGraw Hill Interamericana. 1998: 99, 193
9. Von Drigalski, Wilhelm. Hombres contra microbios. Barcelona: Editorial Labor. 201, 223, 251
10. Wallace Craig K. Cholera. En Infectious diseases and medical microbiology. 2ª. Ed Philadelphia: W. B. Saunders. 1986: 912


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del oscurantismo al conocimiento de las enfermedades infecciosas")

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MUJER

Criatura ensoñadora en quien florecen
los más tiernos afectos,
belleza que embriaga los sentidos,
eterno fuego que enciende las pasiones.

Génesis eres de sublimes gozos,
ocasión de las más tristes congojas,
musa de inspiración inagotable,
instinto maternal y dulce entraña
en la que quiso el cielo
perpetuar al hombre.

Semilla eres del amor,
sentido de la vida,
bálsamo que mitiga los dolores,
refugio en las horas más amargas,
esencia angelical,
oasis de ternura
que prodiga el edén sobre la tierra.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")

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CARTAGENA AUSENTE

De luceros pletórica
la noche ve avanzar
un idílico carruaje,
hiriendo a golpes el silencio
en trote acompasado.

Su paso revive la historia
atrapada en el fortín de piedra,
la nostalgia aviva
el poder seductor de los balcones,
y la fragancia de amor
de la estrechas calles.

Una silueta inconfundible
- claroscuro de la noche -
la mente guarda
de cúpulas, murallas y baluartes,
un recuerdo el corazón
del nostálgico murmullo de las ola:,
mi lamento de amor
perdido en la distancia.

A la media luz de las velas,
en el fragor del plenilunio,
los argénteos rayos invitan al romance,
la mesa, de tus rosas adornada;
busco tus manos...
las encuentro ausentes.

Y las tibias arenas de la noche,
por el rumor del mar adormecidas,
mi planta solitaria sienten,
una sombra soy
en la inmensidad del mar,
que tu sombra busca inútilmente.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Poemas de amor y ausencia”)

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