viernes, 1 de agosto de 2008

CARTA XXX: ESTOY ENAMORADO

Agosto 6

Copito mío:

La atracción entre los sexos, el enamoramiento y el amor no pueden evitarse, la naturaleza los decreta. El instinto, más que las inhibiciones, la cultura, la familia y la sociedad deja su huella.

El enamoramiento es una expresión suprema del afecto. Desequilibrado, extremo, el enamoramiento no conoce racionalidad ni límite, y tiene tanto de fugaz como profundo. Bajo su influjo yerra la razón y los sentidos alucinan. La realidad se distorsiona y las sensaciones placenteras no saben de fronteras. Es el imperio de la dicha inagotable, pero igual que el fuego, abrasa y se consume, y se extingue inexplicablemente, sembrando en su agonía el peor de todos los tormentos.

Me has llevado al clímax del amor, y quiero volver este momento eterno, pero conozco el abismo que ronda sus costados. ¿Cómo podría conseguir la seguridad de que este placer es para siempre? Copito, la estabilidad de mi vida está en tus manos.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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CARTA XXIX: DESPUÉS DE NUESTRO ENCUENTRO

Agosto 4

Enternecedor copito:

Arde aún en mi piel el fuego de nuestro primer encuentro, y palpita mi corazón con la misma intensidad de cuando fuiste mía. Mi tacto trémulo guarda todavía el maravilloso recuerdo de tus íntimos secretos. Que hermosa comunión de dos seres que se aman, arrebato sublime en que se funden los cuerpos y las almas.

La maternidad que tan duras cuentas de cobro pasa a la belleza, fue indulgente con tu cuerpo y por ti pasó sin alterarte. No hay estría que delate la existencia de tus hijos, suave es tu piel, firmes tus senos, duros tus muslos, exquisito tu sexo como la fruta fresca.

Guardo el recuerdo de tus manos y tus labios aventurándose en mi cuerpo con temor, contenidos por un pudor no deseado. Guiados por el instinto y la pasión. Ansían mas no se atreven, esperan un guiño de mi parte. Pausadamente entro en tu piel, avanzo firme, exploro con ternura y con deseo. Voy en pos de tus zonas más ardientes, dejando en ellas el sello de mis labios. Tembloroso, siento tu ser bullir. El fuego abrasa, siento que gimes en éxtasis supremo.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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