Tu
verdor, Nariño, me sorprende,
bajo
tu techo de nubes coronado.
Tu
manto montañoso y fértil
por
la mano de Dios fue modelado.
Eres
rincón de la patria, altivo y digno,
en
el que las gestas de libertad
fueron
oprobio,
muerte y opresión a manos de patriotas:
el
español no fue el tirano.
Independiente
desde entonces,
y
por siempre,
no
eres ni vedette ni
consentida.
Eres
suficiente, emancipada y libre.
Quien
te advierte percibe tu valía.
Brindas
al visitante tus cumbres,
tus
ríos y sus cañones;
La
Cocha y tus volcanes;
las
delicias del paladar
en
cientos de recetas:
el
hornado y el curí,
el
helado de paila y los hervidos;
tus climas, que encierran el calor y el frío;
tu
geografía, con variedad de pueblos,
y
una ciudad de gente amable,
con
multitud de templos y de historia.
Eres
Pasto una joya,
urbe
discreta,
capital
austera.
No
tienes que presumir:
eres
perfecta.
Luis María Murillo Sarmiento MD.