lunes, 5 de enero de 2009

CARTA XXXVII:LA FELICIDAD NO ES IMPOSIBLE

Agosto 26

Copito:

Me asombra la diversidad de formas con que el ser humano reacciona ante una misma causa y su extraordinaria capacidad para resurgir de las cenizas.

Ante un mismo hecho veo personas pasivas que lo sufren y lo aceptan, otras encuentro indiferentes, y otras más, por el contrario, me impresionan con su disposición para someter la adversidad. Igual hay personas maltrechas que les cobran a los demás su sufrimiento, mientras otras como tú, transmutan en bondad sus aflicciones.

Igual existe el que al primer revés se rinde y el eterno derrotado que continúa luchando. El que se deleita sin motivo y el que a pesar de las dichas vive en la amargura.

Todos anhelamos la ventura y en diversa magnitud la conseguimos. ¿Por qué unos más? ¿Por qué otros menos? La medida no la da definitivamente nuestro entorno, es algo interno. La felicidad es personal, es subjetiva, lo que cada individuo determine, no lo que los demás supongan. La felicidad es la satisfacción consigo mismo. No hay otra manera de entender la felicidad bajo un criterio práctico.
Si se tratase de la armonía perfecta y del placer imperturbable en nuestro interior y en nuestro entorno, tendríamos que afirmar que la más mínima expresión de felicidad es imposible.

La felicidad es un don en exceso subjetivo que nosotros mismos construimos. Quien la aguarda de fuera la posterga hasta la muerte. Aunque he padecido muchas veces la tristeza y no ha perdido oportunidad mi pluma para registrarla, he tenido la fortuna de adaptar con sabiduría mi vida a las vicisitudes y gratificaciones que me depara el mundo. Por este motivo puedo decirte que hoy en medio de la adversidad estoy feliz, más cuando hay una nueva causa para serlo: tú, una experiencia grata y novedosa.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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