viernes, 12 de marzo de 2010

CARTA XLVIII: LA LIBERTAD

Octubre 6

Amor:

Tú sabes que cuando hablo de libertad hierve mi sangre y deja de caber mi corazón entre mi pecho.

Lástima que me hayan pedido un manuscrito sobre el tema cuando más precario era mi tiempo. Era para los alumnos de un colegio, y como todo lo nuestro: para ya y a elaborarse en un instante. Pero les cumplí gracias a que escribí rápido, medité poco, fui parco en correcciones y tal vez dejé las mejores ideas en el tintero. Juzga la improvisada nota, máximas sobre la libertad a cambio de un extenso escrito:

“No debe carecer de libertad una especie favorecida con la voluntad y la razón. Sin poder elegir el discernimiento sobra”

“La naturaleza le entregó libertad con generosidad al hombre, al punto que se convirtió en la fuente de su crueldad y de su infamia. ¡Qué desgracia! La libertad que Dios dio al hombre, sirvió a éste para pervertir la creación divina”

“No gozan de la misma libertad todos los hombres. La riqueza y el poder la determinan. Ilícitamente arrasan unos con la libertad de otros y legalmente se crean sistemas que vulneran la libertad del individuo”

“Sin libertad la dignidad humana es utopía. ¡Que nunca el hombre la ceda o la hipoteque! ¡Que sea siempre altivo, y no permita nunca el sometimiento por sus semejantes! ¡Que nunca tenga dueño, que nunca el patrón o el Estado lo posea. Pero también que apropiadamente siempre la utilice! ¡Que sólo el sentido de justicia le imponga a la libertad fronteras!”

“Por la libertad toda empresa está justificada, por ella todo precio es razonable, incluido el valor supremo de la vida”

“El apego por la libertad calibra la dignidad del hombre. El hidalgo por ella combate hasta la muerte, el andrajo la deshonra y sin dolor la entrega”

“Ofende a la libertad el hombre que permite que le encaucen sus pasos a la fuerza, el que se resigna a la norma sin razón, al dogma y a las imposiciones arbitrarias. ¡Vergonzosa es la docilidad del hombre!”

Hubiera valido la pena referirme a la relatividad de la libertad, pero no existía ni el tiempo ni el espacio. Explicar por ejemplo que la libertad absoluta solamente existe en nuestro pensamiento. Que solamente en nuestra mente la libertad carece de fronteras. Que en la realidad está constantemente reprimida. Bien porque la conciencia la limita, bien porque la condicionan la ley y la justicia, o sencillamente porque la aniquilan la barbarie y el poder despótico.

Mi libertad por ejemplo en ti la ejerzo, pero en ti termina. Tan libre soy, que llego a ti rechazando otras ataduras, pero enamorado –esclavo del amor- feliz abandono mi independencia en tu regazo.

¿Y sabes frente a la libertad como te siento? Como los sabores agridulces. Tan sumisa y tierna como indomable y liberada. Mas soy afortunado, como te trato con afecto sólo siento tu lado almibarado.


Luis María Murillo Sarmiento ("Cartas a una amante")

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1 comentario:

Luis M Murillo dijo...

Agradezco la invitación. Por favor, envíenme más información.