Has revivido mi alma
y has hecho renacer
mis sentimientos.
El nubarrón del cielo
lo extinguiste,
y el insondable azul
ha vuelto a ser resplandeciente.
No es más la noche
oscuridad que aterra,
sino refulgir
de estrellas y luceros.
De la vida he vuelto
a conocer las ilusiones,
de los sentimientos,
la ternura;
y mis penas...
Mis penas
a tu sonrisa
se han rendido.
LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")
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sábado, 6 de noviembre de 2010
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