domingo, 26 de mayo de 2024

Recuerdos de mi padre

 

El aire respetable que tu presencia infunde

es la imagen que siempre me acompaña.

Estampa de hombre docto, cultivado,

dominador de todos los saberes.

Medio siglo después de tu partida

tu efigie, inalterable, en mi mente se retrata.

Indeleble se mantiene en el alma de tu infante.

No fueron ni balones ni carros mis juguetes,

ninguna atracción me proveyó la calle.

Aún extraño los artefactos de física,

mi juego preferido, el carrete de Ruhmkorff,

descubrir con los rayos X los huesos de mi mano.

Tanto intelecto no cohibió el afecto:

a la par marcharon la razón y el sentimiento,

fui de niño feliz y consentido.

Aún siento el beso y la caricia

y el roce de tu mejilla al despedirme,

y mi rubor en el patio del colegio

en presencia de tantos compañeros.

Repliqué ese gesto con mis hijos

cuando descifré el motivo paternal,

sublime y natural que lo inspiraba.

Y como yo, ellos también se sonrojaron.

Buen hogar tienen tus libros y tus cuadros,

los volúmenes de tu biblioteca están cuidados.

De niño me resolvieron las tareas

de adulto han nutrido mi intelecto.

Tu pluma, padre, se adaptó a mi mano,

tu lucidez iluminó mi pensamiento,

lo académico se metió en mis venas;

me guía el orgullo de emular tus pasos.

Me aproximo a tu encuentro dichoso y sin afanes

agradecido con el fruto que sembraste,

con el pesar de no haber sido más grande.

Luis María Murillo Sarmiento MD.

No hay comentarios: