Negras rosas de lacerante vástago
irrumpen en mi pecho estremecido.
Su amargo aroma
al cielo se remonta,
llevando mi congoja:
dolor abismal que en mi mutismo,
tan sólo el Creador advierte,
Él, que conoce la hondura de las almas.
Vacío mi ser
navega por el reino de las sombras,
e incesante un palpitar,
inclemente se niega a detenerse.
En lúgubre vuelo se lleva el dolor,
el encanto de la vida.
Aterradora,
la soledad congela
en mi ser las horas más amargas,
refractarios se tornan mis sentidos
a dichas o dolores corporales,
sólo existe un absoluto abismo,
eterno e insondable
al que mi espíritu
en lenta agonía se precipita.
LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")
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jueves, 20 de marzo de 2008
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2 comentarios:
Muy bello tu poema, se podría decir que habla de las madrugadas tristes de la primera parte de mi escrito en MP...
Y en verdad duelen... y lo transmites de manera muy palpable.
Un abrazo, mis felicitaciones, y mi agradecimiento por el comentario tan generoso que me dejaste...
Alice realmente me emociona tu visita, cuánto más si hay tanta benevolencia en tus palabras. Leerte es un hábito delicioso.
Un abrazo desde esta tierra hermana.
Luis María
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