viernes, 7 de marzo de 2008

CARTA XVI: QUE MIS PALABRAS NO LAS BORRE EL VIENTO

Julio 5

Mi amor:

Nada que quiera el hombre repudiar lo pone por escrito. El compromiso fugaz se deja a las palabras con el ánimo de que las borre el viento. Han perdido las palabras su majestad y su decoro, salvo cuando atrapadas por la pluma sirven para rubricar el pensamiento. La palabra escrita es historia, es juramento, es prueba. Es la manifestación de quien con seguridad se expresa, de quien honra un compromiso. Así querida princesita habrás de soportar mis cartas cuantos días seas dueña de mi afecto. Cada epístola será el testimonio de que con amor terminó el día y será a la vez indicio de que a la mañana siguiente la llama del amor sigue presente. Muchas cosas tienen los amantes por decirse, siempre habrá un sentimiento, un tema, un recuerdo que llene los renglones. Seré como un articulista que publica con religiosa puntualidad su columna en el diario de tu vida. ¡Y que nunca comience a claudicar mi pluma!, porque en ese momento sabrás que el amor se está agotando.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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