viernes, 20 de junio de 2008

CARTA XXVI: NUESTRA DISTANCIA

Julio 23

Dulce Copito:

Tal vez sea mi estatura menor que la que estimas y la tuya mayor de lo que piensas, porque no siento inconmensurable como dices, la barrera social que nos separa. Desheredada no estás de la fortuna, tu existencia es tu real tesoro. Cerca de ti los aromas de bondad abundan.

Fácil se hace un profesional, bueno o mediocre: en un lustro de su vida se ha formado. Un ser bueno demanda mucho tiempo. Comienza a forjarse de la nada. Debe desde el nacimiento cultivarse. Un ser torcido puede inclusive maquillarse para aparentar las virtudes que no tiene. ¿En cuántos profesionales tocados por el éxito no hay más que espíritus sucios, malintencionados, que sacan provecho de sus semejantes? Dulce Copito, prefiero tu substrato, ese filón, esa alma noble y generosa. Profesionalmente eres una piedra por pulir. A mi amparo serás la Nightingale prodigiosa que has soñado.

Creo que mientras mi sombra te proteja deberías dejar de trabajar. ¡Inicia tus estudios! Dedica tu tiempo a tus hijos, a tu carrera y a nuestro tierno sentimiento. Descansa del sacrificio, del trato indolente y de las arduas jornadas laborales.

Ten confianza. De mi mano conquistarás mi mundo. Convertiré tus sueños en mis sueños, y mis sueños -nuestros sueños- se volverán reales.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

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