viernes, 20 de junio de 2008

EN LOS UMBRALES DE LA MUERTE

Entre el ser y la nada
se deshace la razón sin comprenderte.
Vacilante entre sombras tenebrosas,
y una apacible inmensidad
de generosa refulgencia.

Tu oscura faz es implacable,
rigidez es, es cuerpo gélido,
soledad de camposanto,
dolor profundo, incomprensible,
alfa u omega,
herida abierta al infinito,
que abrupta deja desvanecer la vida.

Y sin embargo te presiento
el sueño más plácido y profundo
y refugio en las tormentas de la vida.

¡En ti burla el hombre sometido,
toda cadena que lo hace prisionero!

Obsesión de mis íntimos deseos:
¡no tiemblo ante tu mísera guadaña!
Esclavo no soy de tu designio.
¿Acaso soy soberbio al desafiarte?

Tus brazos he buscado en mis tristezas,
tus umbrales he soñado queriendo conocerte,
mis gozos no opaca tu temida sombra.
Peregrino de un destino incomprendido
no ansío anclar en el mundo
persiguiendo un sentido
pasajero a la existencia.

Tu visita llegará sin sorprenderme.
¡Tu sentencia acepto, perenne compañera!
Mis alegrías las dejo al mundo,
a tu encuentro llevo mis pesares.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")

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