viernes, 15 de agosto de 2008

EL MINISTERIO DE SALUD EN MANOS AJENAS*

Contaminada por los desprestigiados vicios de la política, la función directiva en la administración pública poco puede interesar a quienes guiados por un apostolado, nos inclinamos por destinos con más nobles y halagadores ideales.

Así, en forma imperceptible, los médicos nos fuimos alejando de la dirección de la salud hasta aceptar en forma resignada la afrentosa imposición de un ministro guerrillero. Pero más que por una sensibilidad herida por la usurpación en el gobierno de una posición que debía correspondernos, debemos sentir pena por habernos dejado marginar de una responsabilidad social que deberíamos juzgar ineludible.

Tal vez ahora cuando se da la circunstancia feliz de un relevo en el ministerio de salud, y cuando el presidente comienza a enderezar sus vacilantes pasos, pueda por fin el gobierno devolver el manejo de la salud a quienes ciencia, razón y moral asiste para dirigirla.


* Esta epístola fue publicada en el diario El Espectador el 5 de enero de 1993 (pág. 4A). Sigue siendo válida en la medida de que los médicos en Colombia preferimos ser más espectadores o víctimas de las políticas de salud que rectores de su destino. Por el contrario, la que consideré en su momento afrentosa imposición de un ministro guerrillero (Antonio Navarro Wolf) merece hoy una rectificación. Desmovilizado del M-19, Navarro ha sido como ministro, congresista, constituyente, alcalde y gobernador el mejor ejemplo de la reincorporación de un guerrillero a la sociedad.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")


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