lunes, 17 de diciembre de 2018

LA FELICIDAD DE LAS DICHAS IGNORADAS


Se oculta la felicidad en la rutina
de los hechos cotidianos,
pero la encuentra el hombre
solo en la fastuosidad de lo radiante.

Nunca está ausente:
hasta en la desgracia está presente.
Pero necesita el humano
la euforia y deslumbrarse,
sentir la dicha vistosa y abundante.

Siempre habrá en la vida
más dichas que desgracias,
porque hay felicidad en ese bienestar
del que no nos damos cuenta.

Hay dicha en la ausencia de malestar y sufrimiento,
hay dicha en la presencia del bocado que no falta,
en la capacidad de ver, de sentir y de movernos.
Hay dicha en los quehaceres
que se llevan a cabo en la necesidad y por rutina.
Hay felicidad hasta cuando más nos quejamos de las penas.

Que falte todo aquello
en que no descubrimos la dicha sino el tedio,
para que entonces aflore en la vida la desgracia.

Cuán grande es la felicidad de las dichas ignoradas,
el bienestar de la satisfacción inaparente,
el de la ausencia de la inquietud y la molestia;
el de los gozos que solo se perciben cuando faltan.

Abramos las ventanas a la aurora,
que su luz nos contagie el optimismo,
agradezcamos al Creador la dicha
de esa felicidad constante,
que nos desampara un solo instante.


LUIS MARÍA MURILLO SARMIENTO MD.

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