martes, 29 de enero de 2008

PAZ EN LA TUMBA DEL CAUDILLO *

De un antiguo archivo de documentos familiares, ha llegado a mis manos una carta del entonces presidente de Ecopetrol, doctor Mario Galán Gómez a su viejo amigo de juventud, mi padre. “ Los hjos - dicen aquellas líneas - son siempre la prolongación de la vida y cuanto en ellos vibra la misma inquietud trascendente de nosotros mismos, tenemos que aceptar que en el caso tuyo como en el mío los dioses han sido muy propicios y la vida muy generosa. Lo importante ahora, es que esa llama se acreciente y la puedan llevar ellos muy en alto”.

Hoy cuando lloramos una patria criminalmente destrozada, sabemos cuanto se acrecentó esa flama, que el carácter de lo eterno ha conquistado. Porque el pensamiento de ese hombre virtuoso, valiente y honesto que fue Luis Carlos Galán, está llamado a perdurar como modelo del buen ciudadano. Sus principios ingresarán a la historia como la doctrina del político honorable, como la norma para el servidor responsable, estudioso, reflexivo y pulcro.

Hoy cuando sufrimos su partida, su inmortalidad y su gloria deben consolarnos, porque Galán vive hoy más que nunca en el corazón de los buenos colombianos y sobre todo en su ideario, que debe sobrevivir aun a quienes fuimos testigos de su lucha. Por eso su dolorosa desaparición no sólo no representa una llama que se extingue, sino que se constituye en nueva luz, eterna, perdurable, que habrá de guiar los destinos de la patria.

Y deja también una prolongación de vida, en la que creemos ver un sucesor auténtico. Sus florecientes ideas, joven Juan Manuel, parecen mostrar ya la continuidad de un mismo pensamiento. La buena semilla también germina, también crece, también se multiplica. Con usted comparto su decisión y sus conceptos: No puede haber vacilación ni cobardía cuando de combatir se trata a los que bien llama “criminales sin patria”, verdaderos prófugos del mundo.

Luis Carlos Galán pasará a la historia hermanado con Gaitán en el fín trágico de su vida, mas nunca como la réplica de quél caudillo. No fue Galán el soberbio enardecerdor de ánimos, fue ante todo el conductor reflexivo en quien podían converger todas las tendencias que buscaran el imperio de la moral y la justicia. A Galán no se podía seguir por fanatismo, solamente en razón de sus ideas. Por ello, el pueblo que el 20 de agosto le tributó su despedida, fue en pueblo adolorido, pero pacífico, respetuoso de las instituciones a las que clamaba la aplicación de la justicia, no la turba irracional, enardecida y vengativa que la aplicara con sus manos.

Don Juan Manuel, el dolor de la familia Galán es del de toda Colombia, particularmente, el mío y el de mi familia.


* A Juan Manuel Galán (hijo del caudillo, ahora senador de la República) septiembre 9 de 1989.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Epistolario periodístico y otros escritos")

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