viernes, 15 de febrero de 2008

OBSESIÓN

Imaginó mi alma la ternura
y los frutos más dulces del amor,
y desde entonces,
buscó esa irrenunciable obsesión...
sin conseguirla.

Espejismos de un amor ideal
deslumbraron mis sentidos,
vacuas formas de mujer,
sin alma femenina.

Otras,
oasis de ternura incomparable,
de virtuosos encantos
y aroma espiritual y delicado,
cruzaron sin tocar mi vida:
elíxires prohibidos de Afrodita.

Almas desatinadas
que imaginan el amor todo dulzura,
que para amar no ponen condiciones,
que sólo dan, sin recibir a cambio,
incomprendidos seres
que con candor desnudan
sus íntimos secretos,
que en sus propios afectos se consumen.

Como aquéllas,
busqué en la tierra
expresiones puras del amor
que desbordaron siempre
la condición humana:
¡encumbrados anhelos
en cenizas transmutados!

Ha de ser mi obsesión irrealizable sueño:
¡El amor terrenal es flama
que se extingue sin remedio!

Para después de mi muerte
postergaré mis ilusiones.
En otra vida,
quizá,
el amor será más generoso.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Del amor, de la razón y los sentidos")

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