viernes, 22 de agosto de 2008

CARTA XXXI: LO QUE OTROS DESEAN, YO A MIS ANCHAS LO DISFRUTO

Agosto 10

Dulce copito:

Qué hermosamente ciñen tu cuerpo los encajes, cuánto esa ropa íntima resalta con tus formas. Esas diminutas prendas que guardan tus secretos, que no cubren nada, pero lo ocultan todo, son el objeto del más apasionante juego. Blancas, negras o amarillas, igual destacan las líneas jugosas de tu cuerpo, igual desencadenan la cascada de un gozo inevitable. Desde que mis ojos se apropiaron de tus íntimos espacios, no dejo de evocar los momentos en que fuiste mía.

Y cuando veo las miradas inquietas con que los hombres te devoran, lejos de disgustarme, inflo mi ego. Cuanto ellos desean, yo en abundancia lo poseo.

Abrevo en tu cuerpo y no me sacio nunca. Le conozco su fragancia y todos sus humores, lo exploro con frecuencia por todos sus resquicios. Nunca termino. Tu piel es infinita. Siempre comienzo cuando el recorrido acaba. Soy catador empedernido de tu cuerpo, en él libo y me deleito hasta el cansancio. Cansancio del que no advertiré nunca su llegada. Contigo cada nueva ocasión es la primera.

LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Cartas a una amante")

VER SIGUIENTE CARTA
VOLVER AL ÍNDICE

No hay comentarios: