sábado, 27 de noviembre de 2010

CARTA XLVI: LA INFIDELIDAD, ESA ADVERSIDAD QUE TE ATORMENTA

Septiembre 30

Cielo mío:

No sufras por hechos que no son por nosotros controlables.

Los celos y la infidelidad, son expresiones del hombre primitivo, pero son tan vigorosamente instintivos que ni el más lúcido intelecto los domina. Más aún, la infidelidad ha sido la marca de los hombres más geniales.

Escritores, políticos, pintores, escultores, científicos, monarcas, dieron fama a sus amantes, y a las esposas que lo toleraron -por interés seguramente- supremacía y privilegios. Breve no es la lista, por ejemplo, de primeras damas premeditadamente ciegas a las andanzas de sus lúbricos maridos a cambio de los honores del Estado.

Sé que no es de tu agrado el tema de la infidelidad y los amantes, acaso porque no has resuelto la pugna que hay entre tu comportamiento y tu conciencia. Yo en cambio he encontrado la luz en esa horrible gruta y anhelo que mis reflexiones ayuden a resolver tus confusos sentimientos.

Ni los celos ni la infidelidad son ideales, como tampoco lo son el envejecimiento, la enfermedad… la muerte. Pero existen y son inevitables. Con prontitud o con retraso llegan por más que resistamos. Tal vez cuando los genes de la especie sean modificados, se perderán de vista todos sus estragos.

La infidelidad se puede dar por un impulso necio, ¿pero cuantas veces por causa valedera? ¿Cuántas veces por maltrato y desamor? ¿Cuántas por una rutina destructiva?

No debe la infidelidad atormentarte, fuiste infiel y con motivo, hoy no lo eres. Aquel vínculo, aunque no legalmente, sí de hecho está disuelto. Amante si lo eres, pero por culpa mía. Soy yo quien hace técnicamente ilícita la relación -por ser casado-. Si no lo fuera, no más dirían que soy tu novio. Tecnicismos necios que en nada alteran la realidad ni nuestro gozo, apenas le ponen otro nombre. Me siento feliz contigo y sé que soy correspondido. No enturbiemos nuestra felicidad por ese qué dirán que en la primera cita me diste a entender que no te perturbaba.

No pretendo que nuestra condición se glorifique, ni que para disculparla busques argumentos. Sólo mira en la superficie trasparente de nuestros destinos para encontrar en nuestra condición de amantes motivos evidentes.


Luis María Murillo Sarmiento ("Cartas a una amante")

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1 comentario:

Yolanda Rangel Ballesteros dijo...

Hoy encotnre su libro en la Biblioteca de la universidad y lo lei por curiosear que esconde el corazon y la mente de una persona sobre el amor. No me sorprendio el final.
En la vida todo es devuelto. En el libro el personaje traiciona y sencillamente debia ser traicionado. El personaje pensaba en amor pero realmente lo amaban?, es sencillo entender que era unicamente interes, una aventura que le generaba al personaje femenino buenas atenciones y buenos obsequios. El personaje masculino habla del rechazo hacia su esposa porque ya no es esteticamente bella, la amante si lo es, pero probablemente el personaje masculino de la historia sea un hombre viejo, con barriga y sin cabello. La parte que no ha quedado plasmada en la historia es que estaria sucediendo en casa del amante con su esposa, quizas otro hombre la haya cortejado y le este dando el amor que su esposo no puede darle?, es parte de la historia seria la segunda parte y podria dejar en mejor condicion a quienes son esposas traicionadas.
Mi conclusion al leer el libro es que Cuando empezamos traicionando terminamos traicionados. Un abrazo y seguro que gana el concurso.