viernes, 29 de febrero de 2008

UNA TARDE DE AÑORANZA

Una tarde fue
como cualquiera hubiese sido,
pero fue la más larga en tu presencia,
la más feliz,
- y qué breve -
que he vivido.

De pasión, no fue,
pero en éxtasis mi alma
sintió tu cercanía.
No sentí tu amor ni tus caricias,
tampoco estreché tu cuerpo
entre mis brazos,
no vislumbre siquiera una esperanza,
pero el aire rebosó
fragancias de bondad, de afecto
y de añoranza.

Comunión de un mutuo sentimiento,
comunión de almas
que cuentan su nostalgia,
comunión de miradas por la piedad iluminadas,
sentimiento puro y trasparente.

Y se marchó la luz,
y en la penumbra
unos ojos preciosos se perdieron,
iluminaron la noche dos luceros,
la noche en que murió esa tarde.
La más feliz,
la más profunda,
la más larga
- y tan corta -
en tu presencia.


LUIS MARIA MURILLO SARMIENTO ("Poemas de amor y ausencia”)


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